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Héroe
Ni los más grandes perros que teníamos en el poblado nos prepararon para “eso” que enfrentamos. Eran monstruos más que perros. Con sus estómagos hundidos, eran puros dientes, ojos rojo como brazas, rodeados por espesas matas de pelo hirsuto, negro y roñoso, apelmazado en gruesos mechones. En cuanto los soltaron se abalanzaron sobre nosotros, los reclutas.
Los jinetes salieron a interceptarlos, y parecía que llevaban ventaja, al principio, pero los perros los superaban en número, así dos o tres perros podían derribar a uno y su cabalgadura y darse un festín con ambos.
Una vez terminaron con las caballerías volvieron su atención nuevamente hacía nosotros, que, amedrentados por lo que habíamos visto, preferimos dar la vuelta y huir; algunos incluso soltaron sus espadas de bronce para poder correr más fácilmente. Pero los perros eran más rápidos y pronto nos alcanzaron. Pude entre ver a ambos lados como mis compañeros iban cayendo. Y poco antes de que me alcanzaran, pude oír el gruñido que se me acercaba, volviéndome justo en el último momento; y nada más que la suerte hizo que levantara mi espada de broce, que no yo mismo sé por qué no la había soltado, justo cuando la bestia se abalanzaba sobre mí, haciendo que la hoja se hundiera en su flaco vientre, dando el animal un aullido espantoso, desplomando su cuerpo encima mío, aplastándome, quedando prisionero.
Aún herida de muerte, la bestia no paraba en su intento de atacar, y agonizante, daba dentelladas tratando de morderme en la cara. A duras penas conseguía mantener las fauces lejos de mí, con las manos en su garganta, empujando, al mismo tiempo que me asfixiaba bajos su peso y me ahogaba con el hedor de aliento. Mientras luchaba así, con desesperación, su espesa y repugnante baba me chorreaba en el rostro, cayéndome en la boca y en los ojos, cegándome; aún hoy tengo pesadillas en las que puedo sentir el asqueroso sabor de esa saliva.
Cuando finalmente murió el perro, mi sufrimiento no terminó… Trataba de quitarme ese peso muerto de encima, cuando vi como los otros perros no devoraban a mis compañeros muertos, si no que los abandonaban una vez que los ultimaban para ir en busca de una nueva víctima. Así es que al ver que se uno se me acercaba cerré los ojos y quedándome quieto, me fingí muerto. El animal se acercó, olisqueando, mientras gruñía, como enfurecido, como si desconfiara, recorriendo mi cuerpo de arriba abajo, rozando su húmedo hocico por mi cara. Y cuando yo ya desesperaba y creía que no podría contener más un grito de miedo, de horror, se alejó.
Suspiraba aliviado, y volvía a intentar liberarme del peso del perro muerto, que me aprisionaba, cuando vi que venía otro perro, para repetir la misma angustia; luego con otro, y con otro, y con otro… Creo que finalmente me desmayé.
Cuando desperté anochecía, y al parecer no había nadie más con vida. Entumecido, me resulto un doloroso esfuerzo liberarme del peso del perro muerto. Luego me costó trabajo liberar mi espada del estómago del animal, ya que parecía haberse doblado. Ahora que lo pienso, no sé para qué la quería. Luego mire a mí alrededor, abatido, la desolación que quedara en el campo de batalla. Como un sonámbulo emprendí el regreso, y en esa misma condición llegué al poblado.
Los primeros que me vieron huyeron delante de mí, como si yo fuera una aparición, un espectro. Luego hubo quienes me reconocieron y advirtieron que aún estaba entre los vivos; y me alojaron para que pudiera descansar, y me reanimaron con una jarra de brebaje y un sándwich firme. Algunos quisieron saber de inmediato que había pasado y cómo sobreviví, pero otros, los más viejos, viendo que no estaba en condiciones de relatar nada, convencieron a los demás de que me dejaran descansar. Sin embargo, luego jamás narre lo que había pasado.
Aún así me homenajeaban, me invitaban tragos de brebajes, banquetes de cestas de la tía Irma; el alcalde me eximió del servicio militar; sólo por haber sobrevivido, sin ninguna gloria.
Por eso, aún tantos años después, me sigue avergonzando que todavía me llamen Héroe.
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Ö.Ö..
Me encanto! me hiso recordar la caida de Mary (sect9)
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muy buena historia 
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EXCELENTE NARRACIOOOOOÓN!!!! Yo tambien pensaría que es un héroe 
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Muchas gracias Cape hermosa!
En cualquier momento subo otra tonteria
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Yo no lo consideraría héroe, pero sí un sobreviviente.
Fuerte historia, me gustó, aunque quisiera saber que pasó después con las demás bestias, quiero decir, parece que siguieron asolando la región.
Este tipo de historias inspiradas en el juego me gustan, ojalá escribas más "tonterías" como les llamas jupabloz.
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El titulo sería más bien irónico. Inspiración no me falta, me tengo que poner "manos a la obra", no más.
Gracias por el comentario Soyaman.
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Amigo muy buena historia que bueno seria que hicieras mas
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